martes, 31 de julio de 2012

Labyrinth (1986)


La bellísima Jennifer Connelly es Sarah, la fantaseadora niña cuyo pequeño hermano es secuestrado por David Bowie, el príncipe de los duendes, en esta magnífica cinta de Jim Henson y George Lucas. La puesta en escena, la galería de entrañables personajes (el enano Hoggle, el gigante Ludo, el perrito caballero Didymus y el perrito corcel Ambrosius), las canciones de Bowie (“Magic Dance”, “Underground”), el guión de Terry Jones, en fin, la inspiración única del gran Jim Henson y sus inmortales muppets, hacen de Labyrinth una reunión con lo misteriosamente conmovedor de la imaginación y la pureza perdida de la infancia.

domingo, 15 de julio de 2012

Duets (2000)


Vi Duets, gracias al cable allá por los primeros dos mil, porque me encantaba “Cruisin'”, la interpretación de Huey Lewis y Gwyneth Paltrow de una canción de Smokey Robinson (autoría que ignoraba hasta aquel visionado), líder de The Miracles y mentor virtual de otro líder, John Lennon de The Beatles. Deseaba verlos y sentía curiosidad por la historia. 

Tratando de ser objetivo, recuerdo una bonita película, pero difícilmente algo más --evitando los efectos subjetivizantes de la nostalgia, claro. Entre sus virtudes incuestionables (además de la banda musical) se hallan tres actuaciones histriónicas y melódicas: las de Paul Giamatti, Andre Braugher y Maria Bello. Aunque esta actriz me cautivó en su tan corto rol, prefiero quedarme con Gwyneth Paltrow entonando “Cruisin'” y buscar a la Bello, mi descubrimiento en Duets, para encontrarla en A History of Violence (haciendo música de otro tipo sobre una escala mejor adecuada a su talento).


lunes, 2 de julio de 2012

Shame (2011)


El artista británico Steve McQueen y Michael Fassbender, protagonista de Hunger (2008) y fulgurante nuevo astro internacional, se reúnen para esta exploración de la afectividad humana en el mundo contemporáneo. Un hombre aún joven, atractivo y bastante solitario, intenta encontrar en el sexo clandestino y la pornografía la solución a su desesperado vacío existencial. Cuando su hermana (una Carey Mulligan tan sensual como vulnerable), la única otra persona que él parece considerar como tal, le ofrezca una respuesta, acaso será ya demasiado tarde. La cinta es casi un prodigio de comunicación austeramente visual --el impresionante plano largo de Hunger se ha tornado característico signo de estilo en Shame--, pero su banda sonora musical, además de buenas canciones de los ochentas y la notable vocalización del tema de New York, New York por la sorprendente señorita Mulligan, está compuesta de una grabación instrumental que representa adecuadamente la rebosante angustia de un Fassbender virtualmente brandiano; las Variaciones de Goldberg como leitmotiv rematan el boceto de un réquiem inquietante que fue, por supuesto, subestimado como uno de los fallos de la cinta por los miopes (o sordos) críticos profesionales de turno.